LA CASA DE QUINCHA parte 2


LA VISPERA Y LA EMBARRA.
Hoy es la víspera de la junta y si Dios nos permite para mañana estará la casa embarrada. Desde muy temprano llegaron los carreteros con tanques, listos para cargar el agua de la quebrada más cerca, “El Candil”, lugar preferido en el verano de niños y adultos para  darse un buen chapuzón para refrescarse. Es de este lugar que se cargará el agua para aguar el barro. Ya la tierra esta lista, y debajo del palo de mango hombres y mujeres preparan las hornillas (o huecos hechos en la tierra, y sirven de fogón para poner las pailas donde se cocinará la comida de hoy y de mañana).
Las mujeres y algunos hombres preparan el maíz para las tortillas, bollos y la chicha “Loja”, (el maíz de la chicha se tuesta y se cocina sin pilarlo o sea entero y se le agrega semillas de malagueta y jengibre. Luego se muele, se le echa agua, se deslíe y se cuela para después ponerle miel al gusto.
Esta chicha debe ser preparada por las jóvenes solteras ya que si una casada mete la mano en la chicha, nos “dará diarrea a todos”. Se prepara la carne de la novilla que mi padrino me regaló para la junta y las mujeres en sus bateas escogen el arroz, que desde la semana anterior se preparó una piladera a son de caja y violín para preparar todo lo necesario para la comida de la víspera y de la embarra. Entre tanto los niños que también tienen su participación, van a buscar el bejuco a la quebrada donde fue echado el día anterior para suavizarlo para  que los enjauladores puedan trabajarlo más fácilmente, y tomando la medida entre las cañas con sus puños dan inicio a  amarrar las cañas y así empiezan a enjaular la casa.  
En la pila de barro desde muy temprano hay un grupo de hombres que se llaman “paleros” y otro grupo que se llama “cogedores de agua” los cuales se encargaran de aguar toda la tierra necesaria para embarrar la casa. A aquellos los dirige el “jefe de pila”, que es el que le da el punto al barro cuando está listo para pegarlo.
Todos estos trabajos que estamos realizando en este día, se hacen al ritmo de la “caja” que desde muy temprano, Rundo y Costa, ejecutan muy alegremente este instrumento musical animando a los gritadores y mujeres a cantar uno que otro tamborito.
En la tardecita, cuando ya la casa está enjaulada y la pila de barro aguada, invito a los padrinos de la hilera a subir sus banderitas de colores diferentes en la hilera de la casa significando así que ya está lista para la embarra.
Por ser una casa de veinte varas de largo, lleva veinte madrinas y padrinos, donde cada uno trajo su bandera para ser colocadas en la hilera. Ya el maestro Manuel González quien ejecuta el violín y el maestro Sombre Herrera quien ejecuta la guitarra, tocan la melodía “soy padrino de la hilera” y es cuando todos los presentes nos dirigimos a la casa a subir las banderitas y debajo del palo de mango pasamos la noche con un gran baile de violín y tamboritos y disfrutando de comidas y bebidas típicas.
Desde la tardecita del día de la víspera van llegando los invitados de todas las comunidades cercanas dispuestos a trabajar. Para poder invitar a muchas personas, aprovechaba al final de las misas de domingo cuando el sacerdote del pueblo nos daba la oportunidad de invitar.
Llegan muchas mujeres ataviadas con sus polleras de zaraza y el paño que es parte de este atuendo. Los hombres con su ropa de trabajo (camisa de coleta, pantalón chino, sombrero de junco y cutarras) ya que estos son los vestidos de trabajo de nuestros campesinos.
Les damos las bienvenidas a nuestros invitados con saludos y dedicándoles las “quimbas” que no son más que pequeños dulcecitos caseros que las jóvenes que están en la junta, le brindan a los invitados recitándoles un estribillo la cual  la otra persona  debe contestar de igual forma, ejemplo: “aquí le traigo esta quimba, en una hojita de limón, mi nombre es Margarita y vengo del Mogollón” y la otra persona contesta “ yo recibo esta quimba, de sus manos margarita, y de los jardines mas floridos , usted es la más bonita”.
Ya amanece y desde temprano en la madrugada comienzan las mujeres a azar las tortillas y preparar el bistec de” hígado” y de “carne” para dar desayuno a todas las personas que amanecieron desde la víspera y a las personas que están llegando de otras comunidades a trabajar.
Los cajeros y carreteros son los primeros en llegar ya que mientras unos animan a los trabajadores los otros cargan el agua del “candil” para remojar el barro para virarlo. El barro debe virarse para garantizar que todo esté bien mojado. Cuando los paleros terminan esta parte del trabajo le entregan la pila al jefe que inmediatamente da la orden de pilarla, formándose líneas de hombres que se echan los brazos en los hombros unos con otros para tener mejor balance al pilar el barro. En estos momentos gritos, salomas y cantos se confunden con los melodiosos ritmos de las cajas. En ese ir y venir de hombres y niños pilando el barro el jefe de pila da la orden  de echar la paja y todos los pisadores cogen “jases” de paja y la van echando poco a poco y con sus pies la van hundiendo en el barro hasta que el encargado avisa que es suficiente, entrando hombres especialmente seleccionados a regar la pila con agua.
Se colocan las hileras de hombres nuevamente y vuelven a pisar la pila para que la paja se una con el barro hasta que el jefe de pila de la orden de que el barro dio el punto y se puede comenzar a embarrar.
En esta parte del trabajo se dividen en parejas, cortadores, cargadores y embarradores. Los cortadores agarrados del hombro unos con otros para mantener la estabilidad ya que cuando uno “patea” el otro lo agarra y cortan con los pies la “pella de barro”. Los cargadores esperan la “pella de barro” lanzada por los cortadores, y a son de gritos y salomas se la entregan a los embarradores que están colocados uno por fuera y otro por dentro, quienes la pegan quebrándola entre caña y caña, palmeándola y alisándola, hasta embarrar totalmente las paredes.
Entre tanto quehaceres y alegrías, las muchachas empolleradas llevan “chicha Loja” (de junta) en totumas a los trabajadores y las mujeres sirven tortillas o bollos con bistec pues ya se está llegando la hora del almuerzo y se empieza a servir temprano a los niños  jóvenes y uno que otro viejito que está en la junta recordando sus viejos tiempos y contando cuentos y anécdotas de su juventud.
Terminada la embarra de la casa se le hace el “pollo” en las paredes por fuera y es aquí donde se preparan los famosos “piñueleros” que son aquellos hombres que demostraban al publico su valentía y coraje al meterse al “piñolar” y sacar “piñuela” con la cabeza y hombros para ser colocadas alrededor de la casa para que los puercos en soltura no “jocen” las paredes recién embarradas.
Luego en forma muy respetuosa y entre gritos y salomas nos sientan en taburetes o en brazos y en medio del sobrante de la pila nos embarran con lodo y nos llevan al brindis de sancochos de gallinas o de res y arroz blanco, bistec y algo de vino de palma que no ha de faltar en nuestras fiestas dando por terminada la junta de embarra con un buen baile de violín. 
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