LA
VISPERA Y LA EMBARRA.
Hoy es la víspera de
la junta y si Dios nos permite para mañana estará la casa embarrada. Desde muy temprano
llegaron los carreteros con tanques, listos para cargar el agua de la quebrada más
cerca, “El Candil”, lugar preferido en el verano de niños y adultos para darse un buen chapuzón para refrescarse. Es de
este lugar que se cargará el agua para aguar el barro. Ya la tierra esta lista,
y debajo del palo de mango hombres y mujeres preparan las hornillas (o huecos
hechos en la tierra, y sirven de fogón para poner las pailas donde se cocinará
la comida de hoy y de mañana).
Las mujeres y algunos
hombres preparan el maíz para las tortillas, bollos y la chicha “Loja”, (el
maíz de la chicha se tuesta y se cocina sin pilarlo o sea entero y se le agrega
semillas de malagueta y jengibre. Luego se muele, se le echa agua, se deslíe y
se cuela para después ponerle miel al gusto.
Esta chicha debe ser
preparada por las jóvenes solteras ya que si una casada mete la mano en la
chicha, nos “dará diarrea a todos”. Se prepara la carne de la novilla que mi
padrino me regaló para la junta y las mujeres en sus bateas escogen el arroz,
que desde la semana anterior se preparó una piladera a son de caja y violín para
preparar todo lo necesario para la comida de la víspera y de la embarra. Entre
tanto los niños que también tienen su participación, van a buscar el bejuco a
la quebrada donde fue echado el día anterior para suavizarlo para que los enjauladores puedan trabajarlo más fácilmente,
y tomando la medida entre las cañas con sus puños dan inicio a amarrar las cañas y así empiezan a enjaular la
casa.
En la pila de barro
desde muy temprano hay un grupo de hombres que se llaman “paleros” y otro grupo
que se llama “cogedores de agua” los cuales se encargaran de aguar toda la
tierra necesaria para embarrar la casa. A aquellos los dirige el “jefe de pila”,
que es el que le da el punto al barro cuando está listo para pegarlo.
Todos estos trabajos
que estamos realizando en este día, se hacen al ritmo de la “caja” que desde
muy temprano, Rundo y Costa, ejecutan muy alegremente este instrumento musical
animando a los gritadores y mujeres a cantar uno que otro tamborito.
En la tardecita,
cuando ya la casa está enjaulada y la pila de barro aguada, invito a los
padrinos de la hilera a subir sus banderitas de colores diferentes en la hilera
de la casa significando así que ya está lista para la embarra.
Por ser una casa de
veinte varas de largo, lleva veinte madrinas y padrinos, donde cada uno trajo
su bandera para ser colocadas en la hilera. Ya el maestro Manuel González quien
ejecuta el violín y el maestro Sombre Herrera quien ejecuta la guitarra, tocan
la melodía “soy padrino de la hilera” y es cuando todos los presentes nos
dirigimos a la casa a subir las banderitas y debajo del palo de mango pasamos
la noche con un gran baile de violín y tamboritos y disfrutando de comidas y
bebidas típicas.
Desde la tardecita
del día de la víspera van llegando los invitados de todas las comunidades
cercanas dispuestos a trabajar. Para poder invitar a muchas personas,
aprovechaba al final de las misas de domingo cuando el sacerdote del pueblo nos
daba la oportunidad de invitar.
Llegan muchas mujeres
ataviadas con sus polleras de zaraza y el paño que es parte de este atuendo.
Los hombres con su ropa de trabajo (camisa de coleta, pantalón chino, sombrero
de junco y cutarras) ya que estos son los vestidos de trabajo de nuestros
campesinos.
Les damos las
bienvenidas a nuestros invitados con saludos y dedicándoles las “quimbas” que
no son más que pequeños dulcecitos caseros que las jóvenes que están en la
junta, le brindan a los invitados recitándoles un estribillo la cual la otra persona debe contestar de igual forma, ejemplo: “aquí
le traigo esta quimba, en una hojita de limón, mi nombre es Margarita y vengo
del Mogollón” y la otra persona contesta “ yo recibo esta quimba, de sus manos
margarita, y de los jardines mas floridos , usted es la más bonita”.
Ya amanece y desde
temprano en la madrugada comienzan las mujeres a azar las tortillas y preparar
el bistec de” hígado” y de “carne” para dar desayuno a todas las personas que
amanecieron desde la víspera y a las personas que están llegando de otras
comunidades a trabajar.
Los cajeros y
carreteros son los primeros en llegar ya que mientras unos animan a los trabajadores
los otros cargan el agua del “candil” para remojar el barro para virarlo. El
barro debe virarse para garantizar que todo esté bien mojado. Cuando los
paleros terminan esta parte del trabajo le entregan la pila al jefe que
inmediatamente da la orden de pilarla, formándose líneas de hombres que se
echan los brazos en los hombros unos con otros para tener mejor balance al pilar
el barro. En estos momentos gritos, salomas y cantos se confunden con los
melodiosos ritmos de las cajas. En ese ir y venir de hombres y niños pilando el
barro el jefe de pila da la orden de
echar la paja y todos los pisadores cogen “jases” de paja y la van echando poco
a poco y con sus pies la van hundiendo en el barro hasta que el encargado avisa
que es suficiente, entrando hombres especialmente seleccionados a regar la pila
con agua.
Se colocan las
hileras de hombres nuevamente y vuelven a pisar la pila para que la paja se una
con el barro hasta que el jefe de pila de la orden de que el barro dio el punto
y se puede comenzar a embarrar.
En esta parte del
trabajo se dividen en parejas, cortadores, cargadores y embarradores. Los
cortadores agarrados del hombro unos con otros para mantener la estabilidad ya
que cuando uno “patea” el otro lo agarra y cortan con los pies la “pella de
barro”. Los cargadores esperan la “pella de barro” lanzada por los cortadores,
y a son de gritos y salomas se la entregan a los embarradores que están colocados
uno por fuera y otro por dentro, quienes la pegan quebrándola entre caña y caña,
palmeándola y alisándola, hasta embarrar totalmente las paredes.
Entre tanto
quehaceres y alegrías, las muchachas empolleradas llevan “chicha Loja” (de
junta) en totumas a los trabajadores y las mujeres sirven tortillas o bollos
con bistec pues ya se está llegando la hora del almuerzo y se empieza a servir
temprano a los niños jóvenes y uno que
otro viejito que está en la junta recordando sus viejos tiempos y contando
cuentos y anécdotas de su juventud.
Terminada la embarra
de la casa se le hace el “pollo” en las paredes por fuera y es aquí donde se
preparan los famosos “piñueleros” que son aquellos hombres que demostraban al
publico su valentía y coraje al meterse al “piñolar” y sacar “piñuela” con la
cabeza y hombros para ser colocadas alrededor de la casa para que los puercos
en soltura no “jocen” las paredes recién embarradas.
Luego en forma muy
respetuosa y entre gritos y salomas nos sientan en taburetes o en brazos y en
medio del sobrante de la pila nos embarran con lodo y nos llevan al brindis de
sancochos de gallinas o de res y arroz blanco, bistec y algo de vino de palma
que no ha de faltar en nuestras fiestas dando por terminada la junta de embarra
con un buen baile de violín.
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